En la recta rumbo a la meta
Las categorías establecidas en el hipódromo
electoral, según el perfil de cada quien, los 30 candidatos contendores de los
distintos partidos por el boleto al tren de San Lázaro, van mostrando los
colores fluorescentes de las cuadras en competencia. Más uno que va como
independiente, al menos que lo bajen del caballo.
Y así también van anunciando sus lugares en el
tablero de los momios donde indican cuánto pagan los favoritos si llegasen de
primero a la meta y que los apostadores se vayan dando cuenta de cómo los
“punteros” van agarrando velocidad y también cómo los “coleros” se van quedando
atrás durante la carrera.
Así el objetivo es llegar a la recta rumbo a la
meta tomando el primer lugar en las pistas de los tres distritos electorales
federales en Quintana Roo, ahora inmersos en una cultura política que maximiza
el valor del sufragio, como parte del invaluable y trascendente de lo
proyectado políticamente para atender las necesidades del pueblo.
El jinete ganador está claramente marcado con el logotipo tricolor en la
casaca. Lo constituye indicadores para etiquetar su poder al sumar cada vez más
sufragios en cada competencia electoral.
Hay quienes asumen posturas para dilucidar de una u
otra categoría o color. Algunos pasan desapercibidos, otros por acercarse, o al
menos para parecer cercanos al cuadro de ganadores.
Mientras hay otros recargándose en una barrera ficticia sostenida sobre rieles
falsos y premisas sobredimensionadas, anhelando lo que el pronóstico pueda
cambiar, según el alcance de cada cuadra, color y/o colores, en competencia. Y
se le va dando su valor real a cada quien y a cada cuál, que son los que están
viendo frustrados sus dones y se les acentúa más el dolor que los aqueja al
percibir la premonición de su inminente derrota.
Para dejar claro que en lo que respecta para
obtener el triunfo, importa el don de poder que se tenga, las conexiones y los
recursos. Don de dones, por ser el más experimentado y que así estará en el
cuadro de ganadores. Entonces triunfante se presentará ante los suyos con
movimientos de bienestar compartido.
Es bueno escudriñar en el origen político de los
candidatos, sería más de lo mismo de lo que hemos visto y por tanto que
conocemos, de la formación e imagen frustrante o de alguien que se guarde en la
mente a la hora de cruzar el voto.
De ahí se agarrará el partido ganador diciendo que es el bueno para dilucidar
que con él habrán triunfado candidatos iniciados con las ideas que son
accesibles. Por supuesto que su discípulo más rebelde, Andrés Ruiz Morcillo, no
podía aceptar semejante concepto porque su idea de competir de forma
independiente es algo totalmente diferente.
Lo que también diferencia en las doctrinas
opositoras, porque las ideas están hechas para el debate y la discusión, para
la coexistencia política respetuosa y civilizada, y no para la guerra sucia. La
guerra sucia como acto desestabilizador es la negación recalcitrante de las
ideas constructivas.
Sin cambio en el guion proselitista
Quien se haya formado en el riguroso
camino del proselitismo electoral enfrentando al más allá, ahora en plenas
actividades de campaña por el boleto al tren de San Lázaro- y para intentar
abollarle el escudo al acérrimo enemigo, el tricolor, el PRD y el PAN, ejercen
una muy superficial articulación desde el poseso endiablado lado izquierdo, así
como en la celestial ala derecha.
Desde el remoto pasado los hombres
han repetido, las mujeres no, porque usualmente eran las inmerecidas- por
aquello de que vuelan, vuelan. Políticamente hablando, el género ha ido
esculpiendo sus contraseñas, con sus guiños de ojo para hacer sentir que van
volando hacia lo imposible.
Por qué no ha cambiado el guion de los discursos pareciera sucede en los
candidatos en vías de proselitismo, Se preguntan creyentes del PAN y ateos del
PRD, ambos provistos de una coraza protectora en contra de toda superstición. Y
no es para menos, tras los últimos años de infortunio electoral, de resistir el
diluvio rojo de grandes dimensiones arrasando electoralmente con todos los
demás para conquistar el triunfo en las urnas.
En el comprendido de nuestra magra economía no se puede improvisar, ya que para
sostener políticas de inclusión social es necesario cumplirle al pueblo y
no hacer falsas promesas de prosperidad con sueños guajiros sin cesar.
Y lo aplicaron una vez que han
llegado al gobierno los de izquierda y la derecha en el último ciclo en las
municipalidades de FCP, Morelos, Lázaro Cárdenas, Isla mujeres y Benito Juárez,
donde en el pasado les tocó ganar, ahora los candidatos de la oposición, al
PRI, PAN y PRD, andan en campaña proselitista, empeñados en reanimar las
consignas económicas que sus pares enterraron hace poco tiempo.
Incluso ahora, con el mito de la
revolución democrática quieren ir desandando el camino asidos a la mano invisible
del “Peje” en jefe, otrora reputado como el ideólogo detrás del liderazgo que
está al frente en los círculos de izquierda, el más importante de la izquierda
mexicana, cómo mantenerlo alejado, ahora en brazos de Morena.
Se puede estar de acuerdo o
no con la argumentación del guion, se puede cuestionar, con toda razón el
déficit democrático que arrastra la oposición, pero hay ciertamente otro nivel
de discernimiento en lo expuesto, que huele un tanto a mal agüero.
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