La Bola de Cristal
El Señor feudal de Cancún
Rogelio RIVERO
Esta figura estaría prácticamente erradicada si no fuera por uno que otro político sigue viendo las posiciones de elección popular como un cortijo electoral particular. Y es que sólo así se entiende la actitud del presidente municipal de Benito Juárez, Julián Ricalde Magaña, que lejos de asumir las responsabilidades propias de su cargo y, por las que cobra, espeta que nadie ose pisar sus tierras.
Olvidándose que el Gobernador del Estado Libre y Soberano de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo, tiene la obligatoriedad constitucional de atender a los quintanarroenses, todos, sin distingos ni colores, en lo que permite incluso que cualquiera pueda ir contra mentiras y maledicencias.
En el caso de los opositores a las acciones que emprende el mandatario estatal para atender a Quintana Roo y su gente, todos tienen mucho que callar, incluidos los propios presidentes municipales que poco o nada hicieron durante estos últimos meses de trabajo para la atención de sus gobernados, -de uno y otro color político-, en donde los ciudadanos han calificado de malas e ineficaces.
Y mientras a la sazón del señor presidente municipal en Cancún, Julián Ricalde Magaña, encargado de la atención al pueblo benitojuarense, desde su marquesado feudo, se hace el ofendido con los programas del gobierno del Estado instituidos por el Jefe del Ejecutivo, Roberto Borge Angulo, sobre la situación que no sólo es suya sino que ayuda a su elaboración el resto de instituciones del gabinete gubernamental actual.
Lo que tendría que preguntarse Julián Ricalde Magaña, por qué se cierra su mente a las acciones que nacieron para acercar la administración gubernamental a los ciudadanos quintanarroenses, cualquiera que lo haga, sea municipal, estatal, federal, lo que a la vista está, que él no lo ha logrado por que ha estado demasiado ocupado en otros intereses.
Como en la búsqueda del efecto crematístico electorero con el sistema opositor predominante en la región de la joya de la corona, Cancún, caracterizado por la descentralización del poder político, al basarse en la difusión del propio poder desde la cúspide del encargo donde antes en lo local se ejercía de forma efectiva con autonomía.
Ahora en la práctica, con nobles propósitos de distintas denominaciones basadas en las acciones y programas para darle atención directa a los quintanarroenses y mantenimiento a la infraestructura urbana, se hace en un contexto histórico marcadamente diferente al de su origen.
La grandeza de un político se demuestra en la hidalguía con que acepta las derrotas y en la humildad y benevolencia con que asume las victorias. Esperamos que el Edil electorero sepa interpretar lo que sucede en Quintana Roo y no siga considerando ofender la falta de inteligencia de los quintanarroenses que ejercieron también con responsabilidad y gran civismo su derecho a pensar en un mañana mejor.
Pensar, antes de diagnosticar, de opinar, de juzgar, de descalificar. Escuchar para comprender y así poder dialogar. El diálogo político exige respeto al otro, humildad para reconocer que no se es el dueño absoluto de alguna región municipal.
El pensamiento político implica voluntad de querer entender y comprender, con disposición, a encontrar alternativas positivas para todos, y no la opción radical al respeto inquebrantable de los quintanarroenses.
Pensar, antes de diagnosticar, de opinar, de juzgar, de descalificar. Escuchar para comprender y así poder dialogar. El diálogo político exige respeto al otro, humildad para reconocer que no se es el dueño absoluto de alguna región municipal.
El pensamiento político implica voluntad de querer entender y comprender, con disposición, a encontrar alternativas positivas para todos, y no la opción radical al respeto inquebrantable de los quintanarroenses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario