La Bola de Cristal
Actos de contrición
Rogelio Rivero
Luego de la tormenta provocada por el ilegítimo entramado de facto entre el PAN y PRD, a raíz de la derrota en las elecciones electorales pasadas, las aguas turbias no se han calmado al interior de esas banderías.
Falta ver hasta cuándo, los correligionarios descontentos van a soportar estoicamente las agresiones verbales que les propinan sus líderes locales, Eduardo Martínez Arcila y Julio César Lara Martínez, por lo cual, en la medida cautelar por la petición de ver su cabeza en la Picota, los dos al unísono acusan a militantes de estar conspirando contra el partido y de propiciar un sabotaje contra la soberanía y la democracia que supuestamente incluía acciones organizadas desde la cúpulas nacionales, mientras aseguran que existe un plan para derrocarlos en el cual estarían involucrados correligionarios rebeldes e infieles del pasado.
Pareciera que lo único que asimilaron los correligionarios descontentos, tanto del PAN como del PRD, con enseñanza de sus acaecidos coautores de la debacle en las urnas electorales, -que en el pecado llevan la penitencia-, al ser ellos mismos los conmilitones, -soldados propios luchando al lado de otro-, y no a los que ahora acusan de concomitantes, –al juntarse con extraños-, con lo que se ha provocado una catarsis para exacerbar la sensiblería de los acólitos y los exabruptos de sus ujieres y paniaguados.
Ante la proximidad del recuento nacional, en otro de sus frecuentes arrebatos de cinismo, como si nada hubiera ocurrido en Quintana Roo, por parte de las dirigencias de marras, se ha dicho que el interés principal es la prosperidad del partido, que al final son un solo partido, lo que obliga a restablecer las reglas de juego con base en el respeto y a derecho.
Al llegar al recuento de los daños como advertencia previa, perredistas y panistas en el sur de Quintana Roo renunciarán a sus partidos para crear una asociación civil o bien afiliarse a Morena, en vista de la “ineptitud y falta de liderazgo” demostrada por los dirigentes locales Julio César Lara Martínez y Eduardo Martínez Arcila y que dejaron a la llamada oposición en Quintana Roo sin presencia ni futuro para las próximas elecciones locales y federales que se avecinan, señalaron militantes de ambas fuerzas políticas.
Ante la proximidad del recuento nacional, en otro de sus frecuentes arrebatos de cinismo, como si nada hubiera ocurrido en Quintana Roo, por parte de las dirigencias de marras, se ha dicho que el interés principal es la prosperidad del partido, que al final son un solo partido, lo que obliga a restablecer las reglas de juego con base en el respeto y a derecho.
Al llegar al recuento de los daños como advertencia previa, perredistas y panistas en el sur de Quintana Roo renunciarán a sus partidos para crear una asociación civil o bien afiliarse a Morena, en vista de la “ineptitud y falta de liderazgo” demostrada por los dirigentes locales Julio César Lara Martínez y Eduardo Martínez Arcila y que dejaron a la llamada oposición en Quintana Roo sin presencia ni futuro para las próximas elecciones locales y federales que se avecinan, señalaron militantes de ambas fuerzas políticas.
Lo anterior como prólogo a la urgencia del efecto reactivo de las insurgencias en ambos partidos, que como táctica han planteado para buscar la aproximación de hacer rodar las cabezas de sus líderes y facilitar la tarea de reparar los vínculos democráticos al interior de sus banderías, por lo que no dejan de evocar una relación futura más constructiva como parte del legado del fenecido y fallido conciliábulo opositor entre los dos partidos de oposición al PRI.
Según comentarios de analistas políticos, escolias de prensa y en las redes de la Internet, la diferencia de estilo entre el PAN y PRD quedó evidenciada durante el proceso electoral pasado que ofrecieron los coautores de la alianza de facto en la cual, si bien hubo muestras de cordialidad, sonrisas, arrumacos y discursos inflamados interminables y gestos grandilocuentes, también hubo ausencia de acuerdos y cooperación conjunta, por lo que al final, cada quien jaló por su lado.
También salió a relucir que ambos partidos tienen visiones diferentes, pero también coincidieron en la necesidad de trabajar juntos en función de sus intereses nacionales. En el férreo aquelarre opositor al PRI se habló de abordar los retos comunes con base a la conquista de unos o la permanencia, como pertenencia, de otros y, de los demás, en cooperación para permanecer en su coexistencia política.
Conclusión. Nada nuevo. Simple reiteración de buenos propósitos que en el pasado no han sido respetados. Lenguaje cauteloso y receloso de parte del líder del PAN, como dejando bajo inventario lo conversado con su homólogo del PRD.
Según comentarios de analistas políticos, escolias de prensa y en las redes de la Internet, la diferencia de estilo entre el PAN y PRD quedó evidenciada durante el proceso electoral pasado que ofrecieron los coautores de la alianza de facto en la cual, si bien hubo muestras de cordialidad, sonrisas, arrumacos y discursos inflamados interminables y gestos grandilocuentes, también hubo ausencia de acuerdos y cooperación conjunta, por lo que al final, cada quien jaló por su lado.
También salió a relucir que ambos partidos tienen visiones diferentes, pero también coincidieron en la necesidad de trabajar juntos en función de sus intereses nacionales. En el férreo aquelarre opositor al PRI se habló de abordar los retos comunes con base a la conquista de unos o la permanencia, como pertenencia, de otros y, de los demás, en cooperación para permanecer en su coexistencia política.
Conclusión. Nada nuevo. Simple reiteración de buenos propósitos que en el pasado no han sido respetados. Lenguaje cauteloso y receloso de parte del líder del PAN, como dejando bajo inventario lo conversado con su homólogo del PRD.
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