A dónde van los muertos
En el contexto de una de las celebraciones más importantes en México, como lo es el “Día de Muertos”, de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, es útil para este epígrafe a propósito del arranque del proceso electoral federal 2015, para preguntar a dónde van los muertos, remontándose a unos vivillos y vivillas cuando se destacaban como los grandes y, que ahora, están como difuntos en el purgatorio político entregando cuentas de sus yerros y pecados en su vida activa.
Desde los ideales, espirituales y hasta los materiales, han renegado de su primigenia partidista, volviéndose saltimbanquis para integrarse -a conveniencia- para ondear otras banderas, -lo que a algunos y algunas les ha funcionado bien-, pero al final del camino sucumben y, ahora como “difuntos” -que no fieles-, a dónde irán esos “muertos”.
Por la traición de esos descontentos están previamente en el limbo como almas en purgatorios y ya no encajan como propuestas para los cargos en el juego electoral por la falta de culto popular, deambulan y hacen sentir su presencia gélida entre los vivos.
Ahora su figura es tan simple, tan llana y tan etérea que sus huesos y su sonrisa están a la zaga del altar mayor y de la gritería en la galería. Se han vestido de varios colores para venerar fidelidad, -simulada-, donde es peculiar en el partido amarillo de la flor de cempasúchil, o en el rojo de textura afelpada, con ese reflejo del sincretismo de dos tristemente célebres figuras, “Greg” Sánchez Martínez e Ignacio “Chacho García Zalvidea, que se impregnaron del tinte aurinegro creando un nuevo lenguaje en una escenografía y coreografía, que fue causal de su muerte política.
En un intento de conciliar doctrinas distintas, comúnmente se entiende que estas uniones no guardan una coherencia sustancial al querer resaltar su carácter de fusión y asimilación en elementos diferentes.
Y así recorriendo las reminiscencias de comportamientos de otros actores que en un tiempo fueron buenos políticos bajo la primigenia tricolor, para luego, intempestivamente, buscar oportunidades en otras banderías, poniéndole sello a la casa del sur, como el “súper Quino”, Erales, Polanco y, además un séquito de seguidores que se alejaron de la sombra tricolor dando un triple salto mortal al partido Convergencia, en sus albores en el Estado.
Hay que decir que otras celebres figuras de damas políticas, Addy Joaquín Codwell, del PRI al PAN y Maribel Villegas Canché, del PAN al PRD y, ahora, milita en el PRI, la primera ocupó una curul del PRI en San Lázaro y luego una en el senado por el PAN, la segunda fue diputada local por el PAN y, enseguida, se invistió de color amarillo, falló en todo intento por destacar y, decidió dar un brinco al PRI, de donde es actualmente flamante diputada en el proscenio legislativo local.
Entre los que destacan ahora en la compulsiva política buscando su “muerte”, es Andrés Ruiz Morcillo, un destacado ente político que con el alma viaja a otros lugares para tratar de seguir viviendo de lo que ha utilizado en vida según su posición social y política, por lo que va rumbo al camposanto con sus acompañantes, que podían ser varias personas. No hay más allá para esta figura, por querer trascender la vida en el espacio divinizado, donde está el casting con destacados tricolores.
Hay que considerar que la celebración de Día de Muertos, sobre todo, es una celebración a la memoria. Los rituales reafirman el tiempo sagrado, el tiempo religioso y este tiempo es un tiempo primordial, es un tiempo de memoria colectiva. El ritual de las ánimas es un acto que privilegia el recuerdo sobre el olvido.
E mail: riveroeulalio@hotmail.com
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