viernes, 21 de septiembre de 2012

La Bola de Cristal, "El reparto del PAN", 18 de Septiembre del 2012

La Bola de Cristal
El reparto del PAN
Rogelio RIVERO

La campaña interna del Partido Acción Nacional para la elección de su dirigente estatal va rumbo a su fase final el 22 de este mes de septiembre. Y la evolución vuelve a intentar lo que el PAN no ha conseguido en el transcurso de anteriores ciclos electorales locales y nacionales.

Luego de que con el cronograma albiazul se diera la voz de partida a la campaña por la nueva dirigencia panista del amasijo de la panadería local, ya habrían salido dos panes rumbo al horno, Eduardo Martínez Arcila, de la canasta cancunense y Jesús Zetina Tejero, del tablero azul cozumeleño, -sin ningún pan emanado de la panadería sureña-.

Otra vez el pan amasado en la mesa del amasijo del norte.

La panadería estatal del PAN entra de nuevo en una lucha de clases, donde cualquiera de los dos contendientes panistas encarnaría a una derecha nostálgica por los viejos tiempos, y ansiosa de reeditar el programa de ajustes en el PAN a nivel local y nacional.

Lo que significa que el proceso se dé por el paquetazo que tienen los 49 delegados panistas calificados en el Estado que buscarán precisamente no colocar en la contienda de su dirigencia la predica del mal ejemplo y comportamiento del líder estatal saliente, Sergio Bolio Rosado, quien sale cuestionado por su ineficiente gestión y falta de resultados electorales. 

Ahora el PAN estatal procura en una jugada de dos bandas, configurarlo y reeditarlo, cuyo esfuerzo unitario aun no posee una amplia evaluación favorable, por lo que se apreciará los efectos cualitativos que ocurran con el cambio de su dirigencia. 

La resistencia respecto de los viejos factores en la entidad, al refrescamiento de la nueva política nacional en el PAN, que al menos hasta ahora, no han podido etiquetar a la dirigencia todavía en funciones por unos días, como parte de las llamadas cúpulas democráticas.

El propósito final no es otro que catafixiar con lo eventual, sembrando resquemores entre los delgados del PAN duro y de los indecisos del PAN blando. No sólo se trata de replantear la idea de que con el nuevo dirigente tendrían conquistas electorales. Sino que llegarán al proceso estatal intermedio 2013, -como pan sin sal-. Como también por la frágil plataforma política que le respalda.

La nula ofensiva panista concebida para vincular al PAN en el Estado con un futuro de inestabilidad y desasosiego, comprende la incógnita para acentuar las diferencias que, ciertamente, existen entre el sur y el norte de la entidad, y que con la ayuda de unos cuantos maleados amplifica el fracaso en su aspiración de prefigurar la imagen de unidad que tanto pregonan.

El esquema incluye además representar el pasado con la imagen de la dirigencia saliente, como una figura con malas intenciones al haber prendado su ideología de derecha haciéndose acompañar por la izquierda en un armadijo opositor atípico, PAN-PRD-, para presentarle mayor pelea al PRI, tanto por el articulado de la ideología neoliberal con el ideal mesiánico, consecuentemente desdeñado en las urnas por la propia elección en el proceso pasado a Gobernador de Quintana Roo, con el resultado del triunfo del PRI en el Estado y, Presidente, en el proceso electoral nacional reciente.

Y en ese tiempo del contertulio con tal rareza, hubo correligionarios panistas y perredistas quienes se consideraron ofendidos y profundamente defraudados porque en el momento de percibir la llamada mega-alianza hubo errores garrafales en cuanto a la consideración de los factores intervinientes y por operaciones apolíticas atípicas como la conjunción de ideologías encontradas. Punto

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