La Bola de Cristal
De designados, resignados y resentidos
Rogelio RIVERO
Ahora que los partidos políticos se alistan para las elecciones locales que se realizarán el próximo 7 de julio en la entidad quintanarroense, del Congreso estatal han comenzado a saltar al campo electoral diputados con licencia y funcionarios que buscan obtener otro cargo público antes de concluir el que actualmente ostentan.
Para este 2013, los políticos de los estados de Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas buscarán una candidatura para los casi 1,400 cargos que se disputarán entre diputados locales y alcaldías.
En el ala opositora del patio local se han realizado situaciones que sofocan las designaciones con las se busca predecir ganadores y perdedores, por ejemplo, la rebelión de los de las tribus del PRD contra la decisión fáctica al entramado opositor para ir juntos con el PAN, hasta caer en la provocación, porque se prefiere hacer política antagónica para persuadir a los correligionarios renegados, pues la contienda electoral es imposible sin ellos.
Sus rudos conflictos no han cesado siquiera en virtud del importante momento que transita la llamada sucesión intermedia.
Al malogrado tilde jamás le habrían hecho el tipo críticas que se le estuvo formulando a su fallido delfín. La superioridad moral que sus seguidores le concedieron a Julián Ricalde Magaña es intransferible y fue una de las claves de su inflexible fracaso, en ausencia de aquella condición que es posible vislumbrar ahora un devenir accidentado y problemático, un futuro que, sin dudas, estará colmado de los daños colaterales que los de la Revolución Democrática y de Acción Nacional experimentarán, producto de sus pugnas por el reparto del pastel.
Con el mismo criterio, ahora más moderado, pero firme, en la nomenclatura de la maquinaria tricolor se define como van a cerrar filas con lo que aún son meros enunciados, hasta que no se revelen las propuestas concretas, sin que antes sean descalificadas, ni mucho menos glorificadas a priori.
La lealtad a la nomenclatura priista que le pide al congregado tricolor para aceptar la voluntad de quien es su prístino líder, contrasta con las crudas rivalidades que protagonizan los diferentes factores del proyecto de la hielera opositora. Es notable que la fidelidad exigida no es practicada por sus exponentes, quienes a todas luces están desconociendo el llamado de unidad.
Mas cierto aún es, hasta ahora, el perfil de Mauricio Góngora Escalante, que con su experiencia hacendaria como precandidato a presidente municipal de Solidaridad, dará el seguimiento de carácter progresivo al municipio en donde se yergue orgullosa su cabecera, Playa del Carmen y su gran costa turística internacional de la Riviera Maya y, con ello, seguir en el despliegue de prosperidad y progreso de los solidaridarenses.
Luego del culmen del proceso electoral del 7 de julio es donde se dará la gran oportunidad de que no pase la posibilidad de seguir construyendo el estado de Quintana Roo justo para ser próspero, y no al revés. El programa de política social que comanda el gobernador Roberto Borge Angulo es, como se decía en el pasado, -reformista y no revolucionario-, y eso lo hace más que amenazador para los poderes fácticos que hoy, como siempre, creen dominar tras bambalinas.
Se debe a que con excepción tal vez de las épocas infaustas porque desde el pasado reciente, Quintana Roo ha sido un pueblo de grandes hazañas y de héroes caídos, de luchas pacíficas, pero casi siempre logradas. Nadie lo ha representado mejor que los quintanarroenses y de los que con orgullo adoptan el gentilicio.
El programa de Gobierno es para abrir oportunidades para los más sin destruir a los menos, desarrollar en todo el Estado, por ejemplo, la concentración de la brigadas del bienestar, sin quitar mérito a las circunscripciones municipales, con nuevas cadenas de apoyo social, con el agregado en infraestructura para una mejor educación y atención a la salud, estimulando a los quintanarroenses su ascenso social y económico.
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