martes, 23 de abril de 2013

La Bola de Cristal, "Encuentros y desvaríos en el PRD", 21 de Abril del 2013

La Bola de Cristal
Encuentros y desvaríos en el PRD
Rogelio RIVERO

Al comenzar entonces la jornada electoral Quintana Roo 2013, distinguidos militantes de Acción Nacional y de la Revolución Democrática, han estado oponiéndose intermitentemente a la disposición de sus liderazgos por la repartidera de las candidaturas.

En el azaroso camino electoral, si se ignoran los límites entre la realidad y la fantasía, si se olvidan de los auténticos militantes que bordean su bandería y desdibuja el ideal en una especie de monarquía propia, todo se ira al traste, más de los que creen poderlo todo.

Triunfo de unos, dolor y exaltación de los otros, como artífice de lo cruento como realidad antidemocrática que, al mismo tiempo, se hace emblema de lo intrascendente como muestra fehasciente de oscilar en el tiempo con el absolutismo y la dominación. 

Trágica dicotomía, de ese jaez, asaz, la alianza PAN-PRD, por quienes han repartido las candidaturas para el proceso electoral en ciernes, que se han hecho con pérfido reflejo del egoísmo y una insondable incisión, con un plan con maña sostenido por hilos y salpicado de desvaríos.

Fue el descolló de los perredistas que dejaron tirados a sus correligionarios en el camino por el deshonor de la imagen anti-natura de la alianza de marras, por la teatralidad del absurdo y el sinsabor que anida en el espíritu de la verdadera izquierda, -sin dejar de lado la posible redención de sus esporádicos personajes de la derecha-, que muchas veces han caído abatidos por la voracidad en busca de sus destinos y, que también, por culpa de ellos se traduzca su derrota en la urnas.

Así se han pronunciado distintos actores de la grey perredista porque se oponen a las decisiones cupulares para seguir guindando en el camino de la onerosa grilla sin importar su ideología. Los que hasta el momento no se han conducido con ejemplos contundentes, en tanto, son propulsores del empobrecimiento de su imagen.

El figureo dista mucho de sobreponerse a la realidad. Verbigracia, lo que pasa entre los renegados y obedientes de las tribus del PRD, primero, las miradas iracundas entre los jefes de las tribus, Julián y Greg, con sus respectivos fieros ujieres, por un lado la tribu de Julián Ricalde impone a Graciela Saldaña Fraire y, por el bando renegado, Greg Sánchez propuso –y no le hicieron caso- a Alejandro Luna López. Va ganando el primero al juntarse con las fuerzas de conmilitones soldados casacas azules.

Hoy los jefes amarillos y azules son los que determinan, conforme a sus intereses, quiénes de las tribus van, y quiénes no, porque los mejores no entran en sus planes como tales si no son parte de los vínculos aviesos. Sus hechos dolosos son glorificados y no faltan propuestas de santificación, mas no para los que si su pecado es no pertenecer al entorno del urdido opositor creado.

No todo el escenario es del que grita, insulta y descalifica. Solo una parte de la oposición ha optado por vivir en ese plus, -hay otros que no-. Así que la generalización y coloreo político en la contienda electoral, no pasa de ser un acicate para proteger intereses particulares.

Baste un ejemplo que se repite a diario con intensidad en el entramado de la política de estos días y, conforme la fuente discursiva de las campañas que vienen, con la cabeza sumisa, están solo mascullando. Dígame pueblo… en qué puedo servirle. Y después, con la frente en alto, darse la vuelta y olvidarse de lo prometido.

Contrariamente a lo que muchos piensan, el secretario estatal del PRD, Rafael Esquivel Lemus, un apasionado de la forma y fondo de la legalidad y de cada texto de los principios básicos de su bandería, férreamente se opone, más contra el antinatural amarre con el PAN y por el desencadenamiento de situaciones sospechosas en su Consejo Político Estatal, que brotan sin más a manera de dolorosa catarsis por lo que está pasando su partido.

Y la decisión se ha interpelado por la separación de la ideología del Partido de la Revolución Democrática, Esquivel Lemus, un bravo y taciturno guerrero va encontrado en sus emociones dispuesto a saldar en el papel lo que siempre ha sentido, impugnó a su propio partido ante el Tribunal Estatal Electoral, de allí su desgarre interior, su grito sosegado de dolor. Y no hay quien pueda parar su fiero descontento.

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