martes, 14 de mayo de 2013

La Bola de Cristal, "El defecto de ir de facto", 14 de Mayo del 2013

La Bola de Cristal
El defecto de ir de facto
Rogelio RIVERO

El juego político está que bulle y se desparrama. Más por una delicada situación que hace crisis por la fallida alianza entre el PAN y PRD al darse por hecho la irreversibilidad que sostuvo la sala regional de Xalapa del TEPJF a la determinación inicial del Tribunal Electoral de Quintana Roo, Teqroo.

El conocimiento de la situación sobrevenida, puso al descubierto manejos que confirmaron serias conjeturas alrededor de los partidos coludidos, Acción Nacional y de la Revolución Democrática, rumbo al proceso electoral Quintana Roo 2013, lo cual motiva que las realidades alcanzan ribetes de franca debilidad.

Ello hizo que se soltaran algunas escenas en la trama montada por el armado opositor con el descarrilado propósito de conservar la coalición de marras para llevarla ahora “de facto”, para continuar conservando las posiciones, de ambos lados, en la repartidera del pastel, lo que asoma falta de legitimidad a la que se llegó sosteniendo compromisos con soldados conmilitones y desconociéndose fases de autenticidad ante sus propios militantes, por lo que las realidades siguen oscureciéndose.

Fue ésta la razón para fijar otra ruta que hagan verse fuertes ante el electorado al utilizar el término -de facto-, sin importar la saña con la que se solaparon las acciones de desdén y segregación con que actuaron con correligionarios que no fueran afines a sus fines.

 

De facto es un término que se utiliza y que, sin embargo, no debería emplearse si no se atiene a lo que resulta incorrecto desde el aspecto constitucional. Por aquello que, -de facto, por lo tanto, es a lo que se tiene existencia en la práctica y no en la realidad, sin que se ajuste a una normativa. Haciendo creer que la población la asumirá aun con motivos que no tienen que ver con la legalidad o el ordenamiento constitucional.

Y es que la situación precaria de los coaligados, -que ahora van de facto-, se ha ido agravando por una acumulación inédita de errores, dando al traste la oferta del propio urdirme opositor al ser apaleados por los tribunales electorales, local y federal.

Con la sonriente complacencia de los altos representantes de sus banderías, dan la impresión de que las facciones panistas y perredistas andan sin control y que con su actuar socavan la frágil base de sustentación con problemas de legitimidad, de origen y, a la vez, con importantes limitantes para lograr su desempeño político-electoral.


Ya es posible ver en perspectiva y entender la fase terminal del sistema populista, de reparto clientelar con el estertor ruidoso del suspiro por obtener el efecto crematístico en el capítulo final del ciclo electoral, donde van con la argucia de autodenominarse como tal, capricho, de ir en alianza de facto.
Con una desesperada defensa regresiva de actitudes arraigadas y un oscuro recurso de la inercia por utilizar conmilitones, -soldados propios acompañando a otros en la guerra- al coaligarse con concomitantes -acompañantes extraños- para preservar el personalismo político con aversión a la norma, debilidad institucional y el actuar con inmediatismo.

Porque es un liderazgo construido a partir de una muestra de carencias, sin el trabajo de equipo y sin la colaboración de sus militantes con miras a objetivos comunes, porque es un liderazgo armado bilateralmente viral, con apresuramientos y sin vislumbrar los atajos de los propios compañeros de los partidos, que ahora van con el defecto de facto.


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