miércoles, 1 de mayo de 2013

La Bola de Cristal, "El segundo tercio del proceso", 28 de Abril del 2013

La Bola de Cristal
El segundo tercio del proceso
Rogelio RIVERO

Explicar en qué consiste una corrida de toros es tarea ardua, ya que supone concentrarse en un espectáculo que es muy diferente a todos los demás y, de otro lado, porque como todo arte siempre es diferente. Sin embargo podemos considerar un rito y unas pautas que se repiten casi siempre cuando es tiempo de un proceso electoral, más en la suerte de arte de la política.

El comienzo de la corrida de toros se abre con el paseíllo, especie de cortejo por el que desfilan ante el público todos los que intervienen directamente en la misma plaza. Al frente van los 2 alguaciles –el de la ley y el orden- y detrás de él van los toreros, seguidos respectivamente por los miembros de sus cuadrillas y los picadores montados en sus caballos. Apareciendo también en el cortejo los monosabios con animales de arrastre.

La corrida se divide en tres partes denominadas tercios que se marcan con toque de clarín. En el primero de ellos el diestro torea con el capote –en intervalos entran en acción los “picadores”. En el segundo tercio se ejecuta la "suerte de banderillas", en la que los "subalternos", "banderilleros" o "toreros de plata" ponen al toro tres pares de banderillas.

En el último tercio el torero ejecutará la "suerte suprema", en la que toreará con la muleta en vez de con el capote para, al final, tomar la espada y herir de muerte al toro. Estos son los momentos más difíciles de toda su labor, Es cuestión de escasos segundos, y en ellos sólo debe concentrarse en acertar en un punto muy concreto la estocada para el triunfo.

La fiesta brava como la contienda electoral

Por lo consistente en los actores que arrancaron en el paseíllo investidos con trajes de oros y luces, el paso del muleteo por el primer el tercio y, la puesta de las “banderillas” en el segundo tercio de la corrida buril-electoral. Que más allá de una bien planificada estrategia del matador opositor para sacar una tarde triunfal, se vislumbra desacertada. Así, el público no asistirá, al final, a darle su voto de aceptación.

Y es que inicio fue con el tamiz propagandístico con lo que se presenta la cuadrilla de oposición en la arena, con la muleta en la izquierda, en contubernio con la derecha, con espectaculares lances sucios que se observan en espectaculares en el DF, o retintineando espetos descalificadores en las regiones de la plaza en donde quieren dar por asentados sus reales con muletazos a medias.

En el ámbito meramente electoral, al juntarse los banderilleros de oposición al tricolor en dúo, PAN-PRD,  “para tratar de llevarse la tarde”, se transformó en rechazo entre sus propios pares militantes, ello por lo impresionante de ver cómo se desborda la insidia y la calumnia detrás de las cuadrillas, y por lo inclinado de las preferencias a favor de una sulfurosa candidata del PRD en Cancún, al igual que una pretensiosa (que pretende) del PAN, Isla Mujeres, pregonando el triunfo anticipado con estribillos estruendosos que veneran sus llaneros solitarios, así como los monosabios.

Eso le ha permitido ir creciendo en la descomposición vertiginosamente por tratar dejar atrás a los adversarios que figuran o en el uso alocuciones preparadas para que la gente no vea la magnitud de su deterioro.

Es absurdo pensar en irrealidades que en su esencia luzcan. Habida cuenta que en el curso del proceso del cada día más cercano domingo 7 de julio, que desde un principio encauza expectativas que un sector mayor de la población acepta al partido tricolor como suyo, ahora que esboza más simpatía electoral en términos de sus proyectos políticos.

Resulta difícil reconocer que finalizando el primer tercio, las campañas en el proceso electoral en Quintana Roo, las que todavía no concurren, inicia el segundo tercio –de banderillas- entre insidiosas razones que han dado el resultado de un proceso de simulaciones y distorsiones y, en consecuencia, una guerra sucia lanzada por parte de la oposición al partido tricolor.

Esta situación dará resultados contraproducentes debilitando posibilidades triunfales a los matadores del PRD y PAN -en armadijo opositor-, en cuyo fondo se confunden elementos de rechifla propios en una catarsis antinatura, ello por el tipo de acumulación de desaciertos, por lo que se vislumbra, al final, una mala tarde para los toreros opositores.

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