lunes, 27 de agosto de 2012

La Bola de Cristal, "Ave de tempestades", 26 de Agosto del 2012

La Bola de Cristal
Ave de tempestades
Rogelio RIVERO

A lo que debe obedecer a circunstancias más inusitadas, el dirigente estatal del PRD, Emiliano Ramos Hernández, apunta con su flamígero dedo acusador –como misión o comisión- a todo lo que nueva y haga el gobernante actual.

En una expresión explosiva de lo que se cree la minusvalía del Estado, reportándola ante los tildes nacionales del Partido de la Revolución Democrática –como si fueran ministros de la moral-, o tal vez la comprobación de su absoluto envilecimiento. Por lo que la tribuna pública -toda-, con una larga rechifla, lo ha saludado.

Intermitentemente, Ramos Hernández señala ante los medios los asuntos prioritarios del Gobierno del Estado con el repertorio incesante en lo que señala como sospechosismo, y acentúa la crítica en su contra, amplificando las peores declaraciones acerca de la buena influencia en los quintanarroenses alcanzada por el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo en este primer período de su administración gubernamental.

Eso es lo que hace desenmascarar al agorero del mal, Emiliano Ramos Hernández, por lo que ese arquetipo opositor no contraría la ausencia de bríos con que el gobierno responde a la ciudadanía con acciones dentro y fuera de la entidad en pro de los avances progresistas de Quintana Roo.

El tono terso empleado contra sus adversarios políticos corona la paradoja que envuelve el tratamiento que Borge Angulo y los suyos utilizan para darle solución a los problemas en la entidad, al arrojo exhibido en las marquesinas opositoras para doblegar a quien detenta el poder en el Estado, donde se exalta la flexibilidad plural adoptada para lidiar con los ataques que manda el tilde local del PRD, Emiliano Ramos Hernández, emulando la actitud recalcitrante del otrora amoroso Peje en el centro del país.

Lo único cierto es que el envalentonado “Benjamín” de la dinastía de los R’amos del PRD en el Estado, Emiliano Ramos Hernández, guerrero indiscutido de las mil y un batallas ficticias, -logró juntar todas las opiniones en su contra- y no luce aprestado en el pasado con la guerra intestina que se padeció en esa bandería opositora entre sus tribus bien provistas de filosas lanzas, vapuleándose en los tribunales.

En cuyo reciente historial destacan las refriegas en los tribunales electorales por la candidatura a Senador por Quintana Roo, donde algunos cuantos impostados obtuvieron pomposos rangos. Por eso la calamidad resultaría bastante inferior a la relevancia de criticar al Gobernador del Estado, si la miráramos desde los prismas de la sinrazón. Tanto, que no cabrían tampoco las intrigas sobre la reciedumbre de las inflamadas proclamas facciosas del tilde local perredista, o enviadas por sus mandamases de mayor grado.

La lógica y las máximas permiten la aceptación de todos aquellos distraídos y vivillos –desde chiquillos- que aún, luego de los años continuados, siguen amancebados con su cofradía acrisoladora y de seguidores y tapa-huecos desjuiciados, entre otros invitados. Claro. Ellos desearían que la entropía continuase porque han ido opulentamente alcanzando posiciones que jamás hubiesen siquiera soñado.

Habría que adicionar algunos tropezones orilleros de los candidatos independientes que han tenido esquinces legales y otros que se han asegurado gracias a alguna posición en la política del patio, realizando actividades que no dan valor agregado alguno al colectivo social y no sirven más que para comprobar que el clásico clientelismo, en el perredismo, es cuento de nunca acabar.

Lo antes pudiera sazonarse con especies sospechosas de colaboracionistas del pasado con alguna candidatura externa, que entre ellos han sabido esconder sus viles intenciones para con la oposición de verdad. Con los que caen en una suerte envidiable, que se juntan en absoluta mutualidad.

Manifiestamente pueril la actitud de los agoreros del mal, quienes nada tenían, ahora han recibido y siguen creyendo en el cuento de ser las palomas mensajeras. Este grupo es minúsculo y convencido que la propaganda antagónica y demás desechos frustrados son la fórmula para sobresalir en las apostillas de prensa.

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