La Bola de Cristal
El amasijo en el PAN
Rogelio RIVERO
Al ir asumiendo progresivamente el concurso de ideas para transformar al Partido Acción Nacional, se ha convertido en una suerte de amasijo abierto a la dirigencia del PAN, donde todos los participantes concursantes sean con meritos suficientes para dirigir al partido albiceleste en el Estado.
Pareciera que uno de los puntos de consenso en Acción Nacional sea la idea de que se trata de una dirigencia que no puede construirse de un día para otro, que su conformación ha de ser progresiva, acompañando la dinámica de transformación con la unidad, donde la primera fase incluiría eliminar la condición de área particular, y así permitir el libre acceso a los demás.
Como era previsible, el PAN enfrenta uno de los aspectos más polémicos que han sido referidos luego de los fracasos electorales pasados, que los panistas ven la unidad como un elemento imprescindible ante una probable y cada vez más próxima catástrofe electoral y esta sea en el 2013 cuando se realicen las intermedias para el cambio de cuerpos edilicios y miembros del Congreso en Quintana Roo.
Pareciera que uno de los puntos de consenso en Acción Nacional sea la idea de que se trata de una dirigencia que no puede construirse de un día para otro, que su conformación ha de ser progresiva, acompañando la dinámica de transformación con la unidad, donde la primera fase incluiría eliminar la condición de área particular, y así permitir el libre acceso a los demás.
Como era previsible, el PAN enfrenta uno de los aspectos más polémicos que han sido referidos luego de los fracasos electorales pasados, que los panistas ven la unidad como un elemento imprescindible ante una probable y cada vez más próxima catástrofe electoral y esta sea en el 2013 cuando se realicen las intermedias para el cambio de cuerpos edilicios y miembros del Congreso en Quintana Roo.
Desarrollar ese plan requerirá de lucidez, voluntad política y tiempo, y será el tiempo quien diga cuándo llegó el momento de prescindir de la pista particular. Si ese momento no llega, se habrá fracasado y la dirigencia local panista seguirá estando tan desamparada frente al riesgo con el cancunense, Sergio Bolio Rosado y el chetumaleño, Miguel Castillo Martínez.
En el pasado los panistas hicieron énfasis para enfrentar al PRI, y para ello se encumbró un armadijo opositor al PRI atípico con los partidos de izquierda utilizando la derecha, lo que fue su columna vertebral al imponer las vías que marcarían el paso del triunfo en algunas partes del país –incluyendo Quintana Roo-. Fue una antidemocracia dirigida, una que imponía lo que había que hacer desde arriba.
Claro que esto no era tan simple como podría pensarse, después de todo, los partidos de la llamada mega coalición, PAN, PRD, PT y el ahora MC, se cuidaban muy bien de no emprender caminos torcidos. Podría decirse que la bandería panista tenía los líderes que quería, y que los partidos de izquierda, en contertulio con el PAN, contaban con su beneplácito porque terminaban haciendo lo que solo ellos querían.
Y así fue hasta que llegó la decisión de arriba para postular a Alicia Ricalde Magaña para contender en la elección a Gobernador de Quintana Roo, liquidó a los partidos de izquierda y aun con esa señal, el dirigente estatal, Sergio Bolio Rosado, la dejó sola sin ellos. Todo un correligionario conmilitón –Soldado propio en la lucha con otros- siguiéndole los pasos al candidato del PRD, Julián Ricalde Magaña.
Y así fue hasta que llegó la decisión de arriba para postular a Alicia Ricalde Magaña para contender en la elección a Gobernador de Quintana Roo, liquidó a los partidos de izquierda y aun con esa señal, el dirigente estatal, Sergio Bolio Rosado, la dejó sola sin ellos. Todo un correligionario conmilitón –Soldado propio en la lucha con otros- siguiéndole los pasos al candidato del PRD, Julián Ricalde Magaña.
Tiempo que le tomó a Alicia Ricalde aprender a caminar sola, pero lo hizo con la mayor prisa de lo que nunca se hubiese podido imaginar. A tientas, pero sin desmayar, fue encontrando el camino, y al hacerlo fue dándole sentido a la unidad panista, pero al final perdió en la contienda a Gobernador.
El dirigente Sergio Bolio, tan envanecido estaba de sus aparentes logros. Había logrado lo que nadie imaginaba posible, -liquidar a su propia correligionaria-, y arrogarse él solito la reencarnación de la izquierda en Cancún, apartando de un manotazo a cuanta sectica de derecha emergía en la comarca quintanarroense.
El dirigente Sergio Bolio, tan envanecido estaba de sus aparentes logros. Había logrado lo que nadie imaginaba posible, -liquidar a su propia correligionaria-, y arrogarse él solito la reencarnación de la izquierda en Cancún, apartando de un manotazo a cuanta sectica de derecha emergía en la comarca quintanarroense.
Confundido, y para su desgracia, con posibilidades sin fin, Sergio Bolio le dio la espalda a planes serios, proyectos viables y, sobre todo, a gente competente. No bastaba con tener la voluntad de la gente con ideología panista de cepa. –A los que hicieron a un lado-.
Ahora, en la elección Presidencial reciente, cuando se irguió triunfante el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto y, con ello, el fracaso de la candidata panista, Josefina Vázquez Mota, con el resultado del PAN en tercer lugar, no se percató de que se le venía encima el mayor desafío por la falta de unidad. Y allí comenzó su derrumbe. Ni sabía siquiera por dónde empezar, y nunca entendió realmente que iba a tener un severo problema de elenco. En efecto, con el elenco que se empecinó en escoger.
Convencidos y dedicados a llevar adelante el mayor cambio que nunca se había pretendido en Acción Nacional. De allí el urgente cambio de dirigencias, Nacional y Estatales, con cadenas de unidad. -Su verdadera y letal omisión-.
Y en eso pasaron los años de la dirigencia del PAN en Quintana Roo, hasta que llegará el día de decir adiós en la fecha fatal, en la misma medida que ha sido letal para la autocracia. A ese día aparecerá el primer fruto estelar, aunque tardío, pero con un rotundo no a las cúpulas desfasadas.
En Quintana Roo los aspirantes panistas ya están lanzados a la batalla, y son varios, todos en algo sorprendente, la bandería albiceleste anhela un cambio en la dirigencia y se siente que en esa tarea se requiere a otro, no al mismo de siempre, el que los llevó al hartazgo.
Y en eso pasaron los años de la dirigencia del PAN en Quintana Roo, hasta que llegará el día de decir adiós en la fecha fatal, en la misma medida que ha sido letal para la autocracia. A ese día aparecerá el primer fruto estelar, aunque tardío, pero con un rotundo no a las cúpulas desfasadas.
En Quintana Roo los aspirantes panistas ya están lanzados a la batalla, y son varios, todos en algo sorprendente, la bandería albiceleste anhela un cambio en la dirigencia y se siente que en esa tarea se requiere a otro, no al mismo de siempre, el que los llevó al hartazgo.
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