La Bola de Cristal
Cambios en la cúpula del PRI
Rogelio RIVERO
Humberto Moreira Valdés decidió dejar la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional por considerar que era lo que más convenía. El ahora otrora presidente del tricolor comunicó su decisión en reunión extraordinaria del Consejo Político Nacional, ante la asistencia de diferentes líderes estatales y sectores nacionales.
La secretaria general, Cristina Díaz Salazar, asumirá la presidencia de manera interina, porque así lo marcan los estatutos debido a que no se pueden quedar sin una dirigencia, sin embargo, trascendió que el priista quintanarroense, Pedro Joaquín Coldwell, que también dejó la presidencia de la Comisión Nacional de Procesos Internos del partido tricolor, y quien será virtual sustituto de Moreira en la presidencia del CEN del PRI.
Roberto Borge apoya a Pedro Joaquín
Como priista y quintanarroense apoyo totalmente esa decisión y le brindo mi total respaldo a Pedro Joaquín en un momento trascendental e histórico en el que los priistas vamos unidos por la Presidencia de la República, dijo Roberto Borge.
Es motivo de orgullo para Quintana Roo, pues por vez primera un quintanarroense llega a la presidencia nacional del partido. Nadie puede cuestionar esa decisión porque se trata de un priista con los méritos necesarios y gran trayectoria dentro del partido, destacó.
El senador quintanarroense, quien nació en la isla de Cozumel el 5 de agosto de 1950, ha sido diputado local, diputado federal, gobernador y senador, además de haberse desempeñado como secretario general de Gobierno, presidente de la Comisión Estatal Electoral, entre otros cargos partidistas, director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), secretario de Turismo y embajador de México en Cuba.
De fiesta bajo la tolda opositora por la renuncia de Moreira
Ante la férrea batalla electoral, la descalificación es la cadena para afirmar aún más el desequilibrio político del contrario. Y, la más usada, la cadena vieja, con hechos antiguos y recorridos más antiguos todavía, en los cuales el abanderado del PRI más adelantado en las encuestas, Enrique Peña Nieto, aparezca con otro aspecto, muy diferente al actual. Nada extraño, nada diferente, tratando de meter zancadillas para restarle votos al PRI. Nada original.
Pero en el partido tricolor sí están pasando cosas que diferencian esta campaña. El tema, el eje del discurso del abanderado priista a la Presidencia de la República: la unidad es primero. Eso se repite intermitentemente, cada día, en cada momento. Esto coloca a la misión electoral del PRI arriba en las encuestas, y será otra vez la clave de triunfo electoral.
En medio del debate en relación a cómo salir de la presente situación, se presenta la renuncia de Humberto Moreira en el camino abordar, si se pone a un lado lo electoral, en la tesis de que sólo la fuerza unida de la maquinaria tricolor, unida, coherente y organizada, puede sacar un proceso inmaculado. Sin salir raspados.
Los denominados grupos de intereses que la oposición al PRI relaciona con la posición con lo que avanza la maquinaria tricolor. Surge así la noción de la inminente derrota de las banderías Acción Nacional y de la Revolución Democrática, cuya diferenciación está dada por los menores sufragios obtenidos en las urnas en anteriores procesos electorales.
Esto ocasiona discordia en una creciente lucha que se convierte mediática. Y Esta es lo más fácil que el manifiesto opositor recoge como pieza clave, como un valor agregado para tratar de aminorar en el camino electoral el trote galopante del PRI.
Pero en el caso de los de tolda opositora, PAN y PRD, no tienen nada que avanzar más allá de su cadena de fallas y errores electorales. De allí que los creadores de la guerra sucia lancen sus dardos teledirigidos en consigna para la destrucción o el arrase de una posición privilegiada.
Y cada uno de esos partidos de oposición al PRI tiene un rasgo de descalificación. Debido a ello, porque es la fuerza que necesitan porque tienen el registro de la debilidad electoral. Son los que últimamente andan abajo en las encuestas, aunque unos cuenten con la bendición del Señor de arriba. Y otros quedaron atrapados en las tenazas de un efecto porcuno, -cochinero-, ahora en una nueva reedición, en rendición, disfrazándose en el camino electoral de blancas palomas, afirmando que van a competir con amor y paz. Punto
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