La Bola de Cristal
Inquina en el PRD por “El Quino”
Rogelio RIVERO
Ante la designación del candidato al Senado que presentó el Frente Progresista de las izquierdas, (PRD, PT y MC), con el ex priista y convergente, Joaquín González Castro, apodado “El Quino”, ipso facto se alzaron las voces antagónicas del partido aurinegro local, con una serie de impugnaciones ruidosas ante el máximo tribunal electoral, TRIFE, donde estará latente la incertidumbre por unos días.
Para requerir con urgencia se baje del caballo al candidato de marras, ya en campaña en la campiña quintanarroense, realizaron una ristra de impugnaciones argumentando que no lo dejarían seguir adelante, sin embargo, el interlocutor demandado asegura que su designación es legítima, pues los acuerdos en el DIA y la venia de AMLO lo respaldan.
Aunque todavía no saben si el requerido -o malquerido- estaría en el poder legislativo dentro de dos meses, se sostiene con firmas, una solita, doble, triple, cuádruple y hasta quíntuple impugnación de los interesados en un anhelo para el efecto, “quítate tu p’a ponerme yo”. Aducen con énfasis -con acentuada de paráfrasis- al referirse al camarada en cuestión: es una figura retórica que consiste en amplificar la explicación de un determinado concepto mediante una especie de resumen de lo dicho y de lo hecho-, porque González Castro está en un estado de inexistencia en el PRD, -o sea que no existe como militante en activo,- tratando con ello de acercarlo a las arenas movedizas.
Entre a las instalaciones de los activistas perredistas, que con euforia impugnan, como si la presencia en el fuerte de las izquierdas no fuese una señal del desembarco de los excluidos por culpa del sistema partidista aurinegro. Esto irremediablemente derrumbará todo factor de triunfo de sus candidatos, -incluido el presidenciable AMLOve-, en el proceso electoral del domingo 1 de julio. Esos instintos se muestran adosados a las imperfecciones de las formas ideológicas de la izquierda y se exhiben irresponsablemente frente a las miradas silenciosas del ala blanda opositora, que avivan más el enfrentamiento.
El grupo de militantes perredistas inquiere con avidez a su coaligado, Joaquín González Castro, y dan a parecer toda una conspiración viral. Con esas impugnaciones el esquema de ideología perredista cambió. En vez de imaginarse que estaba en una actividad secreta, de pronto se acabó la paz y el sosiego al darse cuenta de que en la bandería de la revolución democrática ha pasado a la etapa de relajo partidista terminal.
El PRD pasó a ser una referencia de liderazgo simbólica, se convirtió en una contraseña para cada cual anda por la libre y ahora hay en las tribus renegadas, en cada una, aspirantes a suceder al candidato al Senado. Impugnado. Bajo la tolda opositora de las izquierdas, -de algunos naranjas y un solito petirrojo-, el mundo aurinegro anda en rebullicio faccioso.
En el desconcierto, desafinado, como si la crisis terminal tuviese relación con corresponsabilidad programada y generada al rescoldo de candidatos blindados. Lo que confirma que otro grupo dentro del clan opositor requiere una salida deshonrosa de su candidato al Senado, porque así pierdan en las elecciones venideras, se les abriría el futuro para otra ocasión de tinte electoral.
La dificultad de que su oposición prevalezca debido a la influencia de la cúpula sobre el malestar que hay en estos espinosos predios por la postulación de Joaquín González Castro, por su presencia, -que se dice ilegal-, argumento un tanto confundido.
A los que quieren instrumentalizar su arribo legal para respaldar el intento de quedarse a la brava con el lugar del hasta ahora postulado, reaccionan en contra ante el escepticismo del liderazgo de AMLO y de los llamados “Chuchos” y compañía, -del PT y MC-, porque esa afición de los renegados de impugnar ante tribunales electorales, como medida de presión, se sigue viendo y viviendo tanto ahora como en las viejas prácticas.
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