La Bola de Cristal
Triunfa Peña Nieto
Rogelio RIVERO
Partiendo que este epígrafe revelador que se caracteriza por ser el nítido cristal con que se mira el futuro de la política, vamos viendo, amable veedor, lo que se ve venir el domingo 1 de julio. Día de la votación por la Presidencia de México.
En una de las características más acendradas en el paso de las campañas del actual proceso electoral presidencial, ha sido el permanente ataque al candidato de la coalición del PRI con el Verde, “Compromiso por México”, Enrique Peña Nieto, aun antes de transformarse en el candidato de la unidad tricolor.
No ha habido supuestas irregularidades y delitos electorales fantasmales que no le hayan endilgado los más caracterizados candidatos presidenciables de oposición al PRI, incluyendo, hasta asociarlo con el crimen organizado.
Sorprendentemente las encuestas señalan que no es así. Aun con los ataques contra la figura presidenciable del partido tricolor, Enrique Peña Nieto, se mantiene como puntero durante toda la campaña electoral con 20 puntos porcentuales a pocos días de las elecciones. Su espectacular victoria en el debate de este domingo hace comprender que existen poderosas razones para vislumbrar una premonición de tal magnitud.
Y a reflexionar sobre dicho asunto, que con angustia ven los contendores opositores, señalan las fortalezas que se observan en la candidatura que se vislumbra como triunfadora con Peña Nieto.
Y a reflexionar sobre dicho asunto, que con angustia ven los contendores opositores, señalan las fortalezas que se observan en la candidatura que se vislumbra como triunfadora con Peña Nieto.
Del impacto que tiene su candidatura en los jóvenes, los nuevos votantes que pueden alcanzar a compartir y conquistar el proyecto de Peña Nieto, aun con los que abrazan una antipolítica discordante, #YoSoy132, porque lo único que los mueve es un desprecio supino hacia un medio televisivo, con la sola idea de que el representante de la república amorosa les ofrece el cielo y la gloria en las redes sociales para que sean felices.
Por eso ni prestidigitador, ni ser tan auspicioso con eso de los 20 puntos de distancia con los que va arriba y más a los que lo prosiguen, no por las circunstancias que se esgrime con el movimiento #YoSoy132, sino por razones de fondo que se deben analizar con detenimiento para entender las verdaderas fortalezas de su virtual victoria.
Es posible que en este tiempo algo emocione a los jóvenes. Hasta que sean arengados y manipulados con ideologías mesiánicas, o porque sus ideas representan odio hacia el pasado. Nadie tiene interés en escuchar los consejos que les da su alma mater, mucho menos recordar la heroicidad de la lucha en la década de los sesenta y setenta, -en el 68’ y 71’-, Tampoco pueden llamar la atención que se repita intermitentemente una vez más las ideas antagónicas contra el que va como puntero en las preferencias electorales.
Los jóvenes, y en general todas las generaciones, lo que quieren oír hablar es del futuro de México. -Que es de ellos-. De proyectos concretos que les garanticen su destino y el de su familia. No de ilusiones irrealizables, y mucho menos de mentiras piadosas, como los tiene acostumbrados Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota. Tampoco es verdad que los ciudadanos desean que en nuestro México se establezca una sociedad socialista o un régimen autoritario. La tragedia que vive el pueblo mexicano es suficiente ejemplo para rechazar esas ideas mesiánicas y trasnochadas.
La imagen del candidato presidencial priista no sólo ha logrado emocionar a gran parte de los jóvenes votantes, - respetando a los que están dentro del movimiento mediático antipeñista-, sino que durante su campaña electoral, Peña Nieto ha empezado a impactar de manera muy importante en los diversos sectores sociales del país. No es un gran orador, pero sus palabras dichas con precisión concordante, le permiten hacerse comprender con prístina claridad.
Los ataques desproporcionados del antagonismo contra Peña Nieto, en lugar de hacerle daño, le han creado un sentimiento de aceptación muy importante de entre el electorado. La dificultad que tienen esos ataques para lograr tener algún efecto en la opinión pública es que siempre la realidad tiene mayor peso que las palabras.
La imagen del candidato presidencial priista no sólo ha logrado emocionar a gran parte de los jóvenes votantes, - respetando a los que están dentro del movimiento mediático antipeñista-, sino que durante su campaña electoral, Peña Nieto ha empezado a impactar de manera muy importante en los diversos sectores sociales del país. No es un gran orador, pero sus palabras dichas con precisión concordante, le permiten hacerse comprender con prístina claridad.
Los ataques desproporcionados del antagonismo contra Peña Nieto, en lugar de hacerle daño, le han creado un sentimiento de aceptación muy importante de entre el electorado. La dificultad que tienen esos ataques para lograr tener algún efecto en la opinión pública es que siempre la realidad tiene mayor peso que las palabras.
No es posible mantener que Enrique Peña Nieto es incapaz descalificándolo moralmente para no ser él el Presidente de la República Mexicana. Además, se quiera o no se quiera aceptar, sus ideas son frescas y plantean una profunda transformación nacional.
Aunque todo parece fluir normalmente, se sabe que este es uno de los momentos más inciertos que ha tocado vivir a los mexicanos. El hecho mismo de que exista una concentración de poder político y una pluralidad de ideas como las que se han desplegado a todo lo largo y ancho del país, o de que exista un proceso que trate de aniquilar el estado de cosas del remoto pasado.
Sin embargo, lo que se ve en esta bola de cristal, -con que se mira-, de lo que ha hecho que la esperanza se esparza por igual entre los que apoyan al candidato presidencial del PRI y los que lo adversan. Unos y otros con el presentimiento que este proceso, su continuación a su fin, depende epistémicamente, con objetividad y realidad que la certidumbre supone determinación y de alguna manera exclusión de otras ambigüedades y la espera, o la expectación, dará fin luego del proceso electoral del domingo 1 de julio con el triunfo de Enrique Peña Nieto.
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