La Bola de Cristal
Más vale prevenir que lamentar
Rogelio RIVERO
Cuando se requiere la defensa del Estado ante los prolegómenos de inseguridad con visos de expandirse en regiones de la entidad, se dice en el argot popular –más vale prevenir que lamentar-, “caiga quien caiga porque aquí no hay protegidos”, con lo que dio a entender el general Carlos Bibiano Villa Castillo, de que en los cuerpos de seguridad hay gente con sospechosismo de estar metidos en el círculo de la desconfianza.
Y no se trata sólo de poner al descubierto la corrupción, sino de atender los males que toca una institución constituida en puntal de esa llamada fuerza de seguridad que, tomada como está la situación en algunas partes del país por grupos delictivos que ejercen el pillaje a discreción, se necesita contratar grupos de fuerza para que combatan a los que han tomado la senda del desborde y haga las veces de una total figura policial que salvaguarde a la ciudadanía con el máximo de seguridad.
Por lo que ocurre en la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, que muchos de los contratados forman parte de la legión militar, pero que define a prestar un servicio completamente entregado a la seguridad en Quintana Roo.
Y en este sentido los vemos hoy, junto al Gobernador al frente de un Plan Integral de Seguridad estatal para blindar a la población, a todos los niveles, con el manejo de las modalidades militares para que se aprenda en el oficio policial, de cómo deben ser los defensores de la ciudadanía.
Y en todo eso hay una total intención del gobernador del Estado, Roberto Borge Angulo. Y es el mismo caso de las milicias o la tropa profesional llamadas a completar la fuerza de seguridad en la defensa integral de la entidad.
Porque tal y como señala el mandatario quintanarroense, que si bien en Quintana Roo el flagelo del crimen organizado no se experimenta como en otros estados de la República, “sí hay señalamientos de que hay que revisar a fondo cuál es el papel y la labor de los elementos de seguridad pública, para actuar en consecuencia. “He sido muy claro: no toleraré ningún acto de corrupción y que se aplique todo el peso de la ley contra quienes la incumplan”, reafirmó.
Aseguró que la llegada de personal del Ejército a la Secretaría de Seguridad Pública, “no es una militarización, yo a lo que voy es a que hay que tener orden y toda la confianza al General Villa para el actuar de la Secretaría de Seguridad Pública”.
Para el proyecto de seguridad en el Estado, entonces se echa mano de ex militares que en forma de guardianes del orden puedan responder a la demanda de garantizar la tranquilidad en el Estado.
De antemano se sabe que la idea es ganarle tiempo al tiempo de lo actuado a lo largo y ancho del Estado, para ver si es posible que el general Villa y militares de la alta dirigencia policíaca se les conceda una rentable base de confianza y, a otros darle el beneficio de la duda para que así se proceda a investigar a los mencionados.
Mientras el general Villa lanza sus instrucciones con precisión y sin asomo alguno de temor o angustia. Parece muy seguro de lo que está haciendo y hasta de lo que se espera de él, lo que ya no es posible es tapar más el asunto. Punto
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