La Bola de Cristal
Con fines aviesos afines
Rogelio RIVERO
En el supremo orden de la Ley Orgánica del Congreso del Estado las fracciones parlamentarias en el Congreso del Estado delegan a un Presidente en la Gran Comisión con las funciones de líder del Parlamento local, que no son más que las de Coordinador y, de acuerdo con lo que expresa su acta constitutiva, tiene muchas más obligaciones para con los miembros de la legislatura y el deber de dirigir bien el orden económico y administrativo del Parlamento.
En el Congreso local ha sido secular que los partidos políticos de oposición se subordinen a la posición de la Presidencia de la Gran Comisión. Ahora, algunos legisladores en antífrasis traman estar dentro del empleo económico y administrativo, motor fundamental para la vida de la legislatura, porque piensan que se ha pervertido la distribución de esas características, y arremeterán para distribuirlas entre los grupos parlamentarios en vez de asignárselas a quien tiene la mejor preparación y capacidad.
Y, ahora en la cámara de diputados local, se propondrá que desaparezca la Gran Comisión, al considerarla como todopoderosa y la única que no entrega cuentas de los gastos que se ejercen. Lo anterior lo dio a conocer el diputado del Partido del Trabajo, Mauricio Morales Beiza, quien se perfila a la intención, y señaló, entre otros temas, que junto con diputados de oposición abanderan eliminar la Gran Comisión para convertirla en una Junta de Conciliación rotativa.
Todas las actividades que tuvieran que ver con el ordenamiento legislativo, las designaciones como las iniciativas y las asignaciones presupuestarias, tendrían que negociarse entre los capitostes –de mayor influencia, mando y poder- de los grupos parlamentarios de las toldas opositoras en rotación en la Presidencia de la cámara de diputados local. Un rato cada quien. Como si en la variedad estuviera el gusto.
Y así ansían estar en la cúspide del Recinto Legislativo de Punta Estrella, al destacar que sólo así los recursos se manejarán entre los diputados asignados a una Junta de Conciliación rotativa, ya que en la Gran Comisión está quien maneja el poder.
El diputado petista explicó que se tiene que modificar la Ley Orgánica del Congreso del Estado, así como otros reglamentos, porque no existe una transparencia en este rubro, ni tampoco se rinden informes de quién está al frente de la Gran Comisión.
Aunque no es exactamente una propuesta bien intencionada, sino que más bien van dirigiendo aviesas y punzantes estocadas, porque la idea posee un trasfondo trastocado por esa elasticidad y rijosidad opositora, más ahora que van junto con otras banderías afines en una alianza que se convirtió en un rompecabezas de piezas imposibles de armar hacia una política para el bien del pueblo.
Lo más curioso del caso será encontrar a algunos de estos protagonistas en el cabildeo para desaparecer la Gran Comisión, que sólo por su entrada triunfal pareciera les cubre el espíritu de autosuficiencia y estiran la mano con el fin de alcanzar, con posturas atribuidas a sólo unos cuantos triunfos, con lo que se creen lo suficiente para presidir la Junta de Conciliación rotativa en la XIII Legislatura del Congreso del Estado.
Y creen los diputados de oposición que llegaron al Congreso con coro de ángeles y custodios de la democracia para unos, para otros, aquelarre en posición independiente de efecto seglar -que no es de uno ni de otro-, y que son los menos en diversidad numérica, que no son suficientes para entablar el combate en la justa principal de desaparecer la figura de la Gran Comisión en la cámara de diputados local. Punto
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