La Bola de Cristal
El revuelo de las encuestas
Rogelio RIVERO
Las encuestas en sí mismas no mienten, las que se hacen con profesionalismo tienen un margen de error mínimo y son ahora herramientas imprescindibles para conocer la opinión real de amplios sectores sociales sobre temas de diverso tipo. Incluido el político-electoral. Pero hay quienes pretenden engañar a la opinión pública mediante el uso tendencioso de las encuestas sobre preferencias electorales.
Pero las encuestas siguen siendo el procedimiento más certero y eficaz que utilizan los contendores electorales para conocer el lugar exacto que ocupan en el ánimo de los sufridos sufragantes.
Pueblo informado crea pueblo en guardia. A esa temprana era del proceso electoral mexicano 2012, presidencial, diputados y senadores -y algunos gobernadores y ayuntamientos-, da al entendimiento del valor que tiene la información para contribuir con el surgimiento, crecimiento y consolidación de una sociedad democrática.
Por ello, si bien los ciudadanos tienen cero confianza en las encuestas que difunden los políticos, para uso interno de los partidos y candidatos a cargo de elección popular las realizan de manera permanente pues no existe forma más precisa de conocer las preferencias, el sentir social, las necesidades y demandas ciudadanas que a través de estos procedimientos que permiten orientar las plataformas electorales de los partidos, el discurso de sus candidatos, sus programas, proyectos y ofertas políticas.
En la tan ahora cuestionada democracia, la tergiversación de la información, propia de algunas empresas encuestadoras o de opinión “patito”, se vive bajo el manto de la incertidumbre, es decir en la oscuridad, en el desconocimiento de la verdad, en la desinformación, en resumen, en el conocimiento aparente o suplantado de la verdad.
Y contribuye con la madurez y la consolidación de los criterios de los ciudadanos con los cuales se toman decisiones en sociedades democráticas. En este sentido, los números que van marcando los primeros lugares en las encuestas, contribuyen con la formación y surgimiento de nuevos líderes.
Apenas el Grupo Milenio dio concluida su relación con el Gabinete de Comunicación Estratégica, de inmediato publicó una encuesta de la empresa GEA-ISA, según la cual, si hoy fueran las elecciones, Enrique Peña Nieto estaría al frente con el 36 por ciento de las preferencias, por el 29 por ciento de Josefina Vázquez Mota y el 17 por ciento de Andrés Manuel López Obrador.
Al mismo tiempo, la encuestadora Parametría dio a conocer los datos de su encuesta en la cual si hoy fueran las elecciones, Enrique Peña Nieto ganaría con el 48 por ciento de las preferencias, seguido por Josefina Vázquez Mota con el 31 por ciento de las preferencias y Andrés Manuel López Obrador con el 18 por ciento.
La guerra de las encuestas ya inició, y fue el presidente de la República quien asestó el primer golpe, lanzando el 1-2 durante una reunión con consejeros de Banamex al presentar una encuesta de la empresa Mercai (¿?) según la cual la ventaja de Enrique Peña Nieto sobre Josefina Vázquez Mota, se habría reducido ya a solo 4 puntos.
Y no se logró causar algún efecto deseado en la percepción general en este periodo de veda de las intercampañas, en donde no se puede escuchar propuestas por parte de los candidatos, ni pueden pedir el voto. –Solo con el mutis del silencio-.
En este proceso electoral socio-político se construye para crear futuro, y es allí -en las encuestas serias- donde se entiende perfectamente el significado del empoderamiento popular. El poder de la sociedad radica en la capacidad del sufragio para crear su futuro.
El liderazgo estratégico abre los caminos y el pueblo los construye en la medida que al líder por venir no se le corten las alas. Tan grave es un pueblo que añora a sus líderes como un pueblo que vive anhelando lo que puede ser y no de lo que ahora se es, es decir, de la aspiración de algo que se quiere en el mañana que así por el bien común sea.
En estricto sentido de lo que trata el ejercicio de la falsa encuesta de marras, es de mantener al país en las tinieblas, alejar al pueblo del verdadero poder, empoderarlo en lo aparente, y quitarle el poder que dan la información y la independencia de expresar su criterio.
Por ello no es de extrañar que los ciudadanos duden de los resultados del censo de opinión, en contra con el numeral irreal arrojado por la encuestadora “patito”, que está irremediablemente en el desmentido generalizado, aceptando únicamente el verdadero sentido de la verdad.
A partir del 1 de julio la sociedad mexicana se dispone a asumir una gran responsabilidad, en el entendido que en ese encuentro político se sabe contra quién se juega, por lo que ocurre en este régimen, que se sabe de qué equipo son los jugadores, pero se desconoce cuán rudo jugarán en la entrega del poder. Punto
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