La Bola de Cristal
De las cuentas que cuentan
Rogelio RIVERO
Y es el tiempo que castiga. Inexorable, inesperado, decepcionante a la vez, pero en fin de las cuentas, que cuentan, es el tiempo que cobra en su momento la realidad y llena de desesperación a los que se creían infalibles todopoderosos y los hace darse golpes de pecho de hinojos con amargo llanto.
En las pasadas elecciones de Michoacán solo hubo deseos de cambio. Sin tiros, -y sin troyanos-. Y ganó Fausto Vallejo Figueroa, -un querido viejo del PRI-. Y en los caminos de Michoacán ya solo se habla y, se quiere, que se los perdedores se conduzcan con respeto de la voluntad electoral michoacana.
Es una necesidad imperativa de una sociedad de orgullosa descendencia purépecha, que anhela democracia para el desarrollo y la paz. Asaltada por la desgracia del primitivismo delincuencial, pero que ya tiene término por cuanto corre el preaviso de una sociedad lastimada, ahora con la esperanza de un pueblo unido en solidaria amalgama.
Otras de las cuentas que cuentan, después de tanto desconcierto, Andrés Manuel El Peje López Obrador le ganó en las cuentas de las encuestas a Marcelo Ebrard Casaubón, y se avanza en actitud que colma las expectativas hacia el restablecimiento de la democracia dentro de la tolda que cobija a las izquierdas.
Durante estos últimos de perturbación de la vida política de las izquierdas, por la arrogancia, sin destino, con desequilibrios en la orientación y conducción del proceso de elección por la candidatura presidencial, creándose al principio un clima de descomposición, ahora se muestra a El Peje como su fiel candidato y el final de un factor de insania. -De un cochinero-, como tildó el hijo del Tata Lázaro, Cuauhtémoc Cárdenas.
En otra más de las cuentas, -y de las que más cuentan-. Tocó a la nación mexicana pagar un alto precio por el costoso ensayo de una alternancia que nunca fue, como lo resaltan los analistas políticos. Con la prístina claridad de que otra vez más, El PRI se enseñoreara en el país.
Porque se explica en un análisis político, que en la recta final de la contienda electoral para la Presidencia de la República Mexicana, es posible apreciar un periodo en el que priva la figura de un actor político como fuerte candidato, incluso triunfador, sobre todo debido a cómo destaca en el escenario político, el priista Enrique Peña Nieto.
O sea, para el PRI el camino hacia Los Pinos en 2012 parece estar allanado. Aparentemente, como diría un epígrafe ante el diagnóstico optimista. Pero por ahora todos actúan con los datos duros de una realidad política que le favorece al PRI, y su regreso parece inexorable. Y casi todos aceptan a priori las percepciones dominantes, sin soslayar el contexto sobre el que se está fundando dicho retorno.
Eso se verá, al mantener visión hacia el futuro próximo con una política inteligente y valiente. Una política de amplitud y confianza. Las desviaciones hay que soslayarlas desde los primeros momentos, de no hacerlo el fracaso será inminente y los riesgos de inestabilidad política estarán a la vuelta de la esquina. Lo que viene es trabajo, eficiencia, entrega, lealtad y disciplina. Punto
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