La Bola de Cristal
Otro insensato “gasolinazo”
Rogelio RIVERO
En el intríngulis inquisitivo con su respectivo tejemaneje político, llegó el noveno aumento a las gasolinas y diesel para verse remunerativa el arca hacendaria federal aplicando los “gasolinazos” de manera intermitente, y eso ante la vox populi -es una regla equivocada-, además de ser una inmisericorde decisión en detrimento del bolsillo del pueblo, pues pagan los de arriba, los de abajo, junto con los de en medio, tanto como los de pié a tierra, con la epítome -conclusión- que provoca inquina, tanto de odio, como de rechazo.
Este sábado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) autorizó el noveno gasolinazo del año, en Quintana Roo la gasolina Magna Sin tiene un precio por litro 9 pesos con 17 centavos, la Premium 10 pesos con 07 centavos y el Diesel 9 pesos con 57 centavos, debido a que se paga un 11 por ciento del Impuesto al Valor Agregado (IVA), por ser zona fronteriza.
Los aumentos de centavos a los combustóleos en los últimos cinco años, -ahora que juntos se hacen pesos-, le están pegado duro a la economía de los ciudadanos, debido a que ahora pagan mucho más por litro. Y no es sólo eso, sino que se ha venido dando una escalada de precios a los demás servicios y productos de la canasta básica, debido a los insensatos “gasolinazos”.
Llegó el noveno “gasolinazo” del año en el mero medio de este llamado “Mes Patrio”, inducido por el ala hacendaria del Ejecutivo federal. Que aumentan y empeoran los múltiples males, usuales o inducidos con los “gasolinazos” que agobian a los ciudadanos, más a los que menos tienen.
Se cumplió otro de los designios, luego de ser amenazador para propinarse otros, mes a mes, y que el próximo año entrante de cambio de Presidente, se hará más intenso con las agobiantes temporadas electorales, que en tales, se vislumbra ya el panorama para cuando el pueblo decida a quien entregará sus expresiones en las urnas.
Crece el descontento popular y se multiplican las protestas en contra de que cada mes amanezcan aumentos indolentes. Además, a la insensibilidad a la cadena de aumentos que arrastran los “gasolinazos” a los servicios y productos de primera necesidad, luz, gas, agua, transporte y artículos de consumo diario, que amanecen y amenazan con precios más altos que, tratándose de estadísticas, se han aunado más a la falta del poder adquisitivo del ciudadano común.
Y también luce desbordado por la cotidianidad en la que casi todo se mueve con las gasolinas y el diesel. Y el pueblo cada vez más asediado por la exasperación de ver subir los precios en los mercados públicos. Y se desdeña lo que la gente aspira para una vida, cuando menos estable.
En consecuencia, aquellos que procuran obtener respuestas de los demás, y plegarse en los ánimos de convertir su vida en una vitrina, como aparador que los aure en el 2012, tiene contrastes impresionantes con lo caro que resulta el diario vivir para el resto de los ciudadanos. El pueblo tiene la obligación de reaccionar en voluntad de acatar las disposiciones de mando, por respeto a sus principios patrios, pero que no dañen el afán de alcanzar sus prioridades. Punto
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