La Bola de Cristal
Y viene el general Villa
Rogelio RIVERO
El general retirado, Carlos Bibiano Villa Castillo, asumirá la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública en el Estado, invitado por el gobernador electo, Roberto Borge Angulo, y avalado por el secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, a partir del 5 de abril próximo.
“No me temblará la mano cuando se trate de la tranquilidad de los ciudadanos y las familias de Quintana Roo”, dijo el gobernador electo. “Carácter, firmeza, fuerza y decisión del general Villa, lo que hace la persona idónea para el cargo y para poner orden en las corporaciones de seguridad pública en el Estado”, afirmó Borge Angulo.
Y luego-luego el general Villa Castillo es centro de ataques con opiniones antagónicas en el uso de un término detractor para referirse al militar de marras. En fin, creo que si exigimos tolerancia y respeto, lo menos que podemos hacer es demostrar que lo tenemos.
En Quintana Roo, donde afortunadamente los niveles de inseguridad no tienen las altas incidencias como en los estados de la franja fronteriza del norte del país. Desde este punto de vista es satisfactorio observar la preocupación del próximo Gobernador en atender de manera urgente el problema de la seguridad pública como medida previa a las futuras acciones de su Gobierno, y nombrar al titular futuro de las tareas de coordinación en materia de seguridad, pero además, con el nombramiento mismo, implica la estrategia que se seguirá en ese tema.
Justificaron los excesos de disciplina militar implacables del general Villa. Más cuando se reconoce que muchos ciudadanos no son realmente libres porque viven rebotando de desgracia en desgracia debido a la inseguridad, y así solo se puede comprender lo poco o nada que queda de conciencia.
Y concientizar no supone odiar más, resentir más, lastimar más. El general Villa es una de las tantas bien usadas figuras por el gobierno para llevar con seguridad los páramos del Estado y para darle mayor protección a los quintanarroenses en un claro atentado al futuro de nuestras libertades ciudadanas.
La historia nos ha demostrado que no hay nada más perverso en una sociedad que una alianza entre bien y el mal y, por cuanto a la seguridad es el último mecanismo de defensa de las personas y sus bienes, en particular, de los más débiles.
Y aunque el Estado no es rehén del la delincuencia organizada y no organizada, lo utilizan como puente o trampolín que catapulte algún tipo de desacuerdo con el Gobierno. Ante este hecho el último freno debe estar en manos de los encargados de las instancias de seguridad pública.
Y es en lo que se advierte que con seguridad no se tiene que temer a ninguno por sí solo, o a varios, sin embargo, sí se tiene que temer de la desunión e insubordinación de los elementos policiales. Eso es precisamente a lo que viene el general Villa, en las cuales se desestima como un concepto desarraigado sin darle la importancia a su trayectoria con la perversa actitud de encompinchados dando opiniones malhadadas.
Este aspecto hay que considerarlo en el futuro para la seguridad pública en el Estado. No es posible superar las actuales fallas sin la existencia de un defensor a ultranza de todos los derechos ciudadanos y al frente el Poder Ejecutivo del Estado.
La historia de la entidad quintanarroense nos indica que tarde o temprano vence la libertad, la justicia, la dignidad y la tenacidad, como virtud. Y no es el momento de claudicar. Punto
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