La Bola de Cristal
Anuncio inquisidor
Rogelio RIVERO
Con la visión de inquisidores del otrora Santo Oficio, líderes locales del PAN y PRD con voz delirante -hierática- con censura sentencian a la excomunión hacia una actitud delincuencial al padre de la joven mujer, Fernanda García Altolaguirre, que se encontró en la hora y lugar equivocados con unos narco-juniors en Cancún, Francisco Javier García Rosado, un prominente magistrado del Tribunal Estatal Electoral, porque exime a su hija de ser sospechosa de actos delincuenciales.
Es una resistencia de escuchar -al uno, al otro, y a la otra-, de jaez, azas, el secretario general del PAN, Miguel Martínez Castillo, el tilde estatal del PRD, Emiliano Ramos Hernández y la líder en Cancún del sol azteca, Hayde Saldaña, como si cada quien tuviera solamente la capacidad de atender lo que se piensa y dicen. Inquiriosos.
Tal vez la falta de presencia política sea por ello, porque los de Acción Nacional y de la Revolución Democrática no pueden vivir sin lanzar acusaciones y reconvenir al prójimo, de repetir los mismos anuncios. En simbiosis.
Y ello se debe al principal pecado de las élites políticas, la soberbia y el orgullo desmedido que los hace creerse portadores de la única verdad, ahítas de desprecio por las opiniones de los demás. Al acusar el participio del magistrado, Francisco Javier García Rosado es, a fin de cuentas, una excusa para verse y oírse a sí mismos.
Ante surgimiento del hecho creen que se conducen inmaculados -sin mancha- para un cambio en la opinión pública dirigida contra el Magistrado del Teqroo, la cual no coincide con sus puntos de vista y, como reacción, se organizó una cruzada contra los supuestos de participación con la joven Fernanda García Altolaguirre promulgando una acción punitiva contra ellos. Padre e hija.
Los preeminentes líderes de los partidos en armadijo opositor, PAN y PRD, arengan en declaraciones para que se autentifique una supuesta acción delincuencial, -de entre los asegunes-, porque de inmediato ellos comienzan a entrever toda una red de complicidades, delaciones y demás argucias, que mantienen en vilo la atención del destino del caso de los narco-juniors de Cancún.
La mayoría está de acuerdo en que el magistrado de la autoridad electoral estatal es un hombre bueno e inteligente, pero al mismo tiempo está en un atolladero, hasta el extremo de caer, sin más, en las trampas que le tienden sus enemigos que buscan sacarlo de circulación.
Y sólo al final saldrá la verdad, cuando las evidencias sean contundentes, y no en el haber sido el centro de una crítica coyuntural bajo la tolda antagónica, por lo que se busca excusas para resguardar intereses políticos en el caso de que se diera la culpabilidad del Magistrado. Lo que quisiera la congregación agorera, como si fueran la otrora Santa Inquisición y la sentencia sea -a la hoguera- y “quemarlos” en leña verde. Por su ardor y expandida humareda. Punto
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