La Bola de Cristal
Taxistas en desmedro
Rogelio RIVERO
El diagnóstico de la revuelta y desmanes entre taxistas disidentes y obedientes del Suchaa, unidos en desmedrarse en una reyerta en el ítem -culto asimismo-, armados con piedras y palos en batalla campal en su casa sindical-, y acaso el tratamiento estéril del diferendo, sigue siendo el mismo cantar. Anquilosado.
Aun cuando hayan pasado los años, la conciliación y el entendimiento pacífico no hayan avanzado, son muy pocos, -porque los hay-, los que se atreven a concretar procesos de transformación del servicio en positivo que redunden ciertamente con mejorar dignamente la calidad del servicio de taxis hacia los usuarios.
El servicio de taxi en Chetumal, por ejemplo, es una evidencia del deterioro conceptual por el que transita la colectividad. Unidades en mal estado, temerarios en las vías cuando se ven obstruidos por los automovilistas, uno u otros, como camiones, motos, triciclos, bicicletas y hasta peatones. Que se han visto amenazados por algún taxi.
También amenazantes asoman en las bocacalles, desajustes en las tarifas y, los que también hay, con comportamiento non sancto con el significado de “gente de mal vivir”. Toda una calamidad. Se detienen en paradas improvisadas y resuelven a base de la reyerta sus penurias menores. Pero más evidente es querer el liderazgo a fuerza de palos, piedras, amenazas e inconformidades.
Para las autoridades el problema se resuelve con el diálogo y la concertación, al entendimiento de las partes en pugna o un severo ajuste aplicando la ley. Los prestatarios del servicio de taxi, ganados en su mayoría a la informalidad licenciosa a la que están acostumbrados, se pliegan con pleito a su solución. Y los usuarios, dependientes de unos y de otros, simplemente se resignan. No hay de otra.
No existe, lamentablemente, una solución confiable y creíble para que esos diagnósticos, -desgraciadamente bien fundamentados-, que consigne un récipe distinto a la genérica que todo se resuelve a mentadas y pedradas, para que el resultado no sea más que simplemente posponer por algún tiempo, un nuevo conflicto.
Hasta ahora, ni en ejecución ni en propuesta, existen planes de corto plazo integrales que hagan presumir que se pueden superar esos males instaurados en la sociedad. Esos males recurrentes y mal tratados, males crónicos.
Y se propondría la creación de una instancia que fomente la formación de los conductores y concesionarios de taxis, a fin de que se reconozcan como facilitadores de la búsqueda de la vida productiva de los usuarios, y se reconozcan como ciudadanos capaces de crecer en una ciudad que necesita transformarse.
Por último, los usuarios -en medio de esta vorágine, que imposibilita la vida productiva, están en la obligación de entender que es el tiempo de reaccionar frente a una situación de deterioro social que viaja con destino incierto. ¿Hasta cuándo? Punto
E mail: riveroeulalio@hotmail.com
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